jueves, 30 de julio de 2009

Te Quiero Barcelona

Jueves 23 de julio, 2009: Los siete (Tony, Mayte, David, Vanessa, Óscar, Natalia y yo) cogemos el avión hacia Barcelona para arbitrar en un torneo interanacional. Yo esperaba pasármelo bien y pitar y ver muchos partidos.

El primer día se me dio bastante mal porque los partidos que pité fueron algo difíciles -o quizás es que yo estaba pensando en las musarañas- y me insultaron mucho desde la grada.
Ese primer día conocí a los demás árbitros. Había un iraquí, argelinos, alemanes y otro grupo español que era de Valladolid. Con el que más hablé fue con Alexander, uno de los alemanes. El chico era bastante simpático y me caía bien. Además, así practicaba mi inglés. Con Paul y con Christopher hablé también un poco pero con Max... un "Hi" y un "Good Night" cada día. Los argelinos eran un poco raros pero con el iraquí hablé un poquito.

Luego llegó el segundo día, eso nada, todo bien. Empecé a pitar mejor y la grada me gritaba menos. Lo peor eran las agujetas que tenía de estar todo el día anterior corriendo.
Así pasaron los días, con alguna que otra alteración en los planes. En realidad no sé los días exactos pero sí me acuerdo de las alteraciones:
La tarde/noche antes del último día fue lo más gracioso. Lo contaré:
Todo empezó cuando estábamos esperando en el colegio para la reunión de los árbitros. Estábamos allí acostados en el suelo (sí, éramos peor los árbitros que los jugadores) y Óscar aprovechó y nos mojó a todos. Después de esto se juró la guerra porque se la cobraron y lo mojaron todo, de arriba a abajo. Él fue al baño a cambiarse pero volvió con una botella grande de agua... yo que lo ví antes que todos así que salí corriendo camino al comedor.
Cuando subo las escaleras escucho: pss, pss.
Y cuando miro un tío me echa agua y como me cogió desprevenida me dio en toda la cara. Lo miré y era un jugador del Ángela Andebol Clube, un equipo portugués que había ido al torneo.
Yo le dije: Cabrón, mañana te echo con roja.
- No, por favor no, roja no.
- Sí, mañana, sí.
- Ah, no te atreves.
Yo me quedé calladita porque sabía que no iba a tocar arbitrarle, así que no podría echarle roja. Yo lo sabía, pero él no.
Cuando terminó la reunión de árbitro fuimos a ducharnos para subir luego a la fiesta que había todas las noches. A mitad de camino nos lo encontramos y me dice:
- Señorita árbitro, si mañana no me echas con roja te doy un beso en la boca.
- Pues entonces ahora no te libras de la roja. - le dije.

Pues nada, ahí quedó la cosa hasta que nos lo encontramos en la verbena (nos encontró él) y se puso a hablar con nosotros.
Y yo pensaba: joder, la camisa que tiene puesta está guapa, guapa.
Y le pregunté: Me cambias la camisa? Te doy la mía que es del equipo en el que juego. Pone mi mi nombre y todo
Él me dijo que sí, que me la cambiaba, pero no se lo pensó dos veces cuando le dije que se la cambiaba allí mismo, en medio de la verbena donde no habían baños. Como no habían baños ni nada tuve que quitarme la camisa delante de él y de todos los que estaban a mi alrededor. Eso sí, me la quité rápido y me puse la de él más rápido aún.
Al día siguiente Hugo fue con mi camisa a jugar un partido. Yo pensaba: ¡Ay, Madre! Qué vergüenza.

* Otras cosas dignas de contar son observaciones nuestros y otros hechos.

1ª observación, by Mayte.
Alexander te está echando el ojo, te lo digo yo.
2ª observación, by Mayte
¡Dios! Esa tía es una pu..
3ª observación by Mayte, David y Nati.
El portugués, Hugo, quiere rollo contigo.


Hecho 1º
Gabriela era como una freidora, no hacía más que calentar aceite. Tenía a todos, pero totalmente todos, los chicos calientes... no paraba de tocarlos.
Hecho 2º
Las de Taiwan, unas cracks.
Hecho 3º
Los del Aubagne son unos matados y gilipoll...


Y muchas cosas más, que ahora mismo no recuerdo.