domingo, 20 de septiembre de 2009

Diecisiete...

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete… ¡diecisiete años ya! Parece que el otro día era una niña que jugaba con su primo en el campo, una niña que lloraba porque los Reyes no le habían traído lo que ella había pedido, una niña que iba al colegio agarrada a la mano de su madre.


¿Qué hay de esa niña? Hay quienes dicen que ha crecido, otros que ya no existe y luego están los que piensa que está y siempre estará. Yo soy una de estas últimas. Siempre he pensado que cuando crecemos, vamos madurando, aprendiendo, pero que esa persona que un día fuimos, esa niña inocente que un día fui sigue dentro de mí y que a veces intenta salir y otras en las que sale totalmente. Puede que ya no juegue con mi primo, puede que ya no crea en los Reyes Magos o puede que mi madre no me lleve al cole cogida de la mano, puede que esos momentos nunca vuelvan, pero siguen ahí. Siempre seguiré recordando esos juegos con mi primo, seguiré esperando el día de Reyes como una niña y seguiré conservando el tacto de la mano de mi madre en mi memoria.


Soñadora suelen llamarme, quizás lo sea o quizás no. No lo sé. Sólo sé que prefiero vivir lo que me queda a rememorar lo vivido. Sí, son tiempos bonitos y guardo buenos recuerdos pero no creo que sea lo correcto detenerse en un tiempo bonito sino seguir adelante y construirse un tiempo mejor, un futuro espléndido. Los años seguirán pasando… dieciocho, diecinueve, viente, veintiuno, veintidós, veintitrés… seguirán volando, simplemente seguirán. El tiempo no se detiene, tú puedes detener tu mente y permanecer en un lago de recuerdos pero quizás un día intentes echarla a andar de nuevo y el tiempo no habrá esperado por ti, siguió, avanzó y eso implica que tu cuerpo también. Tu mente seguirá joven, quizás, pero tu cuerpo habrá envejecido y nunca será lo mismo, son años que habrás desperdiciado.


Mido más y peso más, pienso y siento más. Supongo que a esto se le llama crecer, madurar, adquirir experiencia. Me gusta esta sensación, no siento mis límites, me siento libre de explorar, de investigar todo lo que quiera, encontrar mis límites. Poseo años para descubrir mi papel en la vida.

Tengo diecisiete, y lo que me queda.