miércoles, 17 de junio de 2009

¿Debería haberlo hecho o no?

Desde hace un año, aproximadamente, un recuerdo me invade y me hace dudar sobre qué hubiese pasado si lo hubiese hecho. Por las noches sueño con ello, a veces sueño que soy capaz y que mi vida sería diferente pero nunca llego a descubrir cómo acaba todo exactamente.
Lo siento, creo que para que lo entiendas primero debería explicar lo ocurrido, lo que no hice y lo que podría haber hecho. Empezaré por el principio.
Era un viernes cualquiera, estaba en el recreo con mis amigas. Yo no hacía mucho caso, pensaba más bien en lo mío. Se ve que no era muy importante mis pensamientos en ese momento porque no los recuerdos pero sé que me molestó que Jessy los interrumpiese.
- Sylvia, Sylvia, ¿te vienes al cumpleaños de Aaron?
- No lo sé, ¿dónde y cuándo es?
Me contó dónde y cuándo era y yo accedía a ir aunque no con muchas ganas pues no conocía a sus amigos. Las clases siguieron su curso, la rutina continuaba día a día mientras Jessy, que en ese tiempo era la novia del cumpleañero, planeaba el día del cumpleaños como si fuese el de ella misma. Nada relevante pasó hasta la noche del cumpleaños.
El día clave fue un sábado, por la mañana mis amigas quedaron para elegir cómo iban a ir vestidas, pero yo no fui porque nunca me he preocupado mucho por eso. A la tarde, fuimos a casa de Emily para que sus padres nos llevasen al apartamento donde se celebraba.
Al principio de la noche no estábamos solos también estaba la familia de Aaron. Hasta que no se fueron estábamos un poco tímidos pero luego, pusimos música y los chicos empezaron a beber alcohol y a soltarse. Yo me dedicaba a beber simplemente refresco porque nunca me ha gustado el alcohol. Los chicos jugaban a la PlayStation mientras nosotras hablábamos y mirábamos. Pero luego, cada chico se sentó con su pareja y se acamelaron bastante. Yo quedé sola, obviamente, pero vi que aún quedaba un chico también sólo jugando aún a la consola.
La verdad es que me pensé bastante si sentarme al lado y ver cómo jugaba pero al final me decidí por hacerlo. Él me saludó y me invitó a si quería jugar con él. Fue el primero en presentarse, luego lo hice yo. Se llama Ethan. Yo accedí a echar un partido y jugamos durante un rato, no se me daba muy bien pero, por lo menos, nos reímos. Al tiempo, a alguien se le ocurrió dar una vuelta y pasar por el lugar donde se celebraría, al día siguiente, un triatlón.
No todos fuimos pero el chico que acababa de conocer y yo fuimos junto con unos cuantos más. Al principio fue normal, nos reímos de los extranjeros que estaban de fiesta, cantamos por la calle y los chicos se quedaron viendo las bicicletas profesionales que estaban colocadas para la carrera. Pero luego Ethan empezó a acercarse a mí y noté que hacía intentos de abrazarme. Yo reía pero en el fondo algo se encendió y me puse bastante nerviosa. Yo escapaba gracias a que llevaba rato corriendo y saltando, cosa que me encanta hacer porque me siento libre.
Creo que a él no le molestó y siguió intentando pero su oportunidad, o quizás la mía, no se presentó hasta más tarde. A mitad de la noche, pusieron una película y todos se acomodaron en los sillones. Yo y él quedamos solos otra vez y quedaba un sillón, de una plaza, para los dos. Parecía hecho aposta, Ethan se sentó en el sillón y yo me senté en uno de los brazos del mismo sofá. Me rodeó la cintura con su brazo, luego empezó a acariciarme y me cogió de la mano. Yo, a cada segundo que pasaba, me ponía más nerviosa y escalofríos empezaron a recorrer mi cuerpo. Por una parte quería que aquello llegase a más que a caricias pero por otra, me sentía insegura. Insegura y no sé por qué, quizás fuera porque estaba su expareja, porque apenas lo conocía o quizás fuese porque sólo había besado a una persona antes.
Duramos un rato así, luego él se fue susurrándome al oído:
- Me voy al cuarto, vente.
Yo me quedé en blanco, no le dije nada sino que balbuceé alguna excusa que ahora no recuerdo. Terminó la película y yo no fui a reencontrarme con él. Dormimos un rato, unas cuatro horas aproximadamente. Cuando despertamos y la luz de la mañana la situación había cambiado. Ahora era diferente, él casi no me miraba y yo no me atrevía a hablar con él. Tuvimos que irnos pronto, porque las chicas viajaban con el equipo de baloncesto y yo tenía que irme con ellas.
A los días siguientes, intenté conseguir su número de teléfono y su correo electrónico pero no me atrevía a llamarlo. A lo más que me decidí, y me costó bastante, fue a enviarle un par de mensajes. Él contestó a ellos, pero fue bastante seco y yo no sabía qué pensar. Lo más seguro era que estuviese decepcionado, porque le di pie a pensar que pasaría algo más.
Ahí quedó la cosa, después de eso ya no lo he visto más, al menos como la otra vez porque lo he visto por la calle y por la playa pero simplemente nos saludamos con un 'Hola' y nos despedimos con un 'Adiós'. Eso es el ahora, el otro día lo vi bastante porque lo vi en la playa y estaba cerca de mi grupo de amigos pero nunca me dirigió la mirada, ni llegamos a hablarnos. Y esa es mi duda, lo que me fastidia, que no lleguemos a ser amigos siquiera. Por si no fuera poco, mi corazón ahora está en mi contra. Cada vez que le veo, mi pecho debo prepararlo con una pared blindada porque mi corazón parece que quiere escapar y saltarle al chico encima. La verdad es que no sé si es que me gusta Ethan o es que la incertidumbre me puede y me obsesiona tener una oportunidad para hablar con él, para llegar a algo más quizás.

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